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Elecciones gallegas y vascas.

Elecciones marcadas por el independentismo

Por extraño que pueda parecer, si hay algo que ha marcado la campaña electoral tanto en el País Vasco como en Galicia –más en la primera comunidad– es el órdago del Gobierno catalán en relación a la independencia. Un asunto que ha eclipsado a otros como el del terrorismo. De esta forma, prácticamente el PP es el único partido que sale al ruedo con la idea clara de defender la unidad de España y su solvencia, frente a otras formaciones como el PNV, que se han subido al carro secesionista de Artur Mas, o el PSOE, que en la comunidad vasca podría decirse que ha estado desaparecido y que en Galicia se ha visto empañada su puesta en escena por casos como «Pokemon», en el que uno de sus bastiones, Orense, ha sido el gran perjudicado.

En lo que se refiere al País Vasco, este fin de campaña coincide, además, con el anuncio por parte de la banda terrorista ETA del fin de la actividad armada, pero no han sido los pistoleros el centro de atención, sino ese desafío soberanista y, en menor medida, la situación económica. Y eso que las encuestas sitúan a los proetarras de EH Bildu como segunda fuerza por detrás del PNV. De momento, los jeltzales ya se han sumado a las intenciones separatistas de Mas, con quien se comprometieron a recorrer juntos el camino para que se reconozcan sus «hechos nacionales». Ni la crisis ni el paro les parece importante pese a las numerosas llamadas a la unidad, no sólo desde España, sino también desde Europa, para dar una imagen de estabilidad y recuperar la confianza de los mercados. En esta comunidad los grandes «fantasmas» han sido los socialistas de Patxi López, que, sin embargo, ascienden en las encuestas hasta la tercera posición. Sus discursos defienden también la unidad y rechazan cualquier referéndum en el País Vasco, pero hace pocos días no cerraron la puerta y «coquetearon» con una hipotética consulta.

De esta forma, los populares de Antonio Basagoiti se han quedado solos en la defensa de la Constitución y la unidad de España frente a estas renovadas ansias independentistas. Ayer, el líder del PP vasco estuvo arropado por la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, y el secretario de Política Autonómica, Javier Arenas, en Vitoria. Allí, el candidato del PP afirmó sobre el líder del PNV que quiere «una Diada vasca y seguir los pasos de la separación», ya que «no le importan» ni las pensiones ni las empresas. Y añadió que mañana hay «una oportunidad para votar y evitar que nos lleven al precipicio de la independencia». 

Por su parte, el socialista Patxi López ya estuvo escoltado ayer por Alfredo Pérez Rubalcaba en Bilbao y ayer dedicó la jornada a una serie de actos por Vitoria. En uno de ellos volvió a su discurso inicial y prometió evitar que alguien pueda «romper Euskadi en dos» mientras se comprometía a defender «con uñas y dientes» los servicios públicos y las prestaciones sociales. Un discurso, el suyo, en el que esta vez no faltó una referencia a ETA, cuyo cese de la violencia achaca únicamente a su partido.

En el caso de Galicia, las encuestas sitúan al PP de Alberto Núñez Feijóo al borde de la mayoría absoluta. No parece que vaya a tener problemas para conservar su sitio en la Xunta, aunque frente a los populares hay una serie de formaciones que podrían cambiar el color del Ejecutivo si los de Feijóo no logran gobernar en solitario.

Los socialistas de Pachi Vázquez siguen manteniéndose como segunda fuerza seguidos de los nacionalistas gallegos del BNG. Pero estas dos formaciones juntas no podrían formar Gobierno y necesitarían de la ayuda de los escaños que las encuestas dan a la coalición de izquierdas Alternativa Gallega (AGE). Un hipotético pacto entre PSOE, BNG y AGE supondría, si los populares no logran los 38 escaños para gobernar solos, un Ejecutivo tripartito. De momento, AGE, en boca de su líder, Xosé Manuel Beiras, ya mostró sus intenciones al afirmar que llega el «fin del podrecimiento de la segunda restauración borbónica» y que es «inexorable la llegada de la república».

Mientras, el candidato popular estuvo acompañado por Mariano Rajoy, quien aseguró que «votar al PP es votar una idea de España: moderna, abierta, plural, dinámica. En la que cabemos todos». Feijóo, por su parte, propuso a los gallegos «seguir caminando, no crear más problemas de los que tenemos y no dividirnos».

Su contrincante más cercano, Vázquez, llegó arropado por Rubalcaba y se erigió ya como ganador. Y mientras, desde AGE se dedicaron a calificar de «chusma» al PP a quien, dicen, hay que «dar una patada en el culo». Lo que está claro es que mañana, entre otras cosas, está en juego la unidad de España.

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